Por Sylvie P
En 1948, David Ben-Gurion proclamó la independencia del Estado de Israel el 14 de mayo. Esta proclamación se realizó a través del reconocimiento diplomático establecido por la declaración de independencia, en una ceremonia llevada a cabo en secreto en el Museo de Arte de Tel Aviv. Se mantuvo en secreto para evitar posibles boicots tanto por parte de los británicos como de los árabes, por lo que las invitaciones fueron selectivas.
El tratado se firmó justo un día antes de la expiración y finalización legal del mandato del Imperio Británico en la región. Este tratado se basó en la declaración de las Naciones Unidas un año antes, la cual proponía la partición de Palestina en dos estados: uno árabe y otro judío. Sin embargo, esta propuesta no fue bien recibida por el pueblo árabe, que percibía la pérdida de tierras. Horas después de la proclamación de independencia, Israel fue atacada por Irak, Siria, Transjordania y Egipto, dando inicio a lo que se conoce como la Guerra de Independencia de Israel. Este conflicto contó con el apoyo de Estados Unidos, Reino Unido y Rusia.
El reconocimiento de un Estado para el pueblo de Israel significó el logro de una patria, un lugar de ancestros en una tierra prometida milenios atrás. La resolución de la ONU un año antes, con la votación favorable de varios países, y el tratado de fundación, marcaron el fin de la dispersión y el errante pueblo judío alrededor del mundo, permitiéndoles regresar a su tierra ancestral.
Desde finales del siglo XIX, con la declaración de Balfour a favor de la creación de un estado judío, y posteriormente con los conflictos de las guerras mundiales, el Imperio Británico trasladó la cuestión a la ONU para la partición de la tierra. La culminación de este tratado se hizo de manera urgente, especialmente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando miles de judíos exiliados de Europa buscaban refugio. Eran supervivientes que no encontraban un lugar seguro en ningún otro sitio, un pueblo sin tierra y sin derechos reconocidos, sin un ejército ni un estado que los protegiera. Nadie se había enfrentado en su defensa durante el Holocausto.
A pesar de los 76 años transcurridos desde la fundación de Israel, el conflicto palestino-israelí sigue siendo un tema candente. El antisemitismo ha resurgido, con la propagación de propaganda política antisionista en muchos medios. Aunque otros países también fueron reconocidos durante esos mismos años, nadie cuestiona su creación y soberanía. Sin embargo, Israel se ha convertido en una nación fuerte y próspera, el único país democrático de la región. Ha transformado un desierto en un lugar envidiable, y está determinado a no permitir que se repitan tragedias como el Holocausto. En Israel, no hay lugar para más tragedias ni para olvidar el 7 de octubre.