EL HECHO DE QUE ESTAS PRÁCTICAS HAYAN OCURRIDO EN EL CONTEXTO DE UNA INSTITUCIÓN ENCARGADA DE VELAR POR LA SEGURIDAD Y EL ORDEN PÚBLICO ES AÚN MÁS ALARMANTE, YA QUE SOCAVA LA CONFIANZA EN LAS FUERZAS DEL ORDEN Y EN EL ESTADO MISMO.
“Los Gulaps españoles” evoca los horrores de los campos de prisioneros soviéticos, y no es una comparación ligera. Los guardias civiles afectados por esta operación fueron sometidos a un verdadero calvario: falsas acusaciones, persecuciones implacables y, en algunos casos extremos, el ingreso forzoso en instituciones psiquiátricas.
El gobierno de Sánchez otro colaborador con el estado profundo y con el secuestro de la democracia
Comisión de la verdad por los crímenes de la «Operación Columna», rehabilitación de los demócratas y averiguación de los delitos cometidos contra toda la sociedad.
En el sombrío panorama de la búsqueda de justicia para los guardias civiles expulsados por ejercer sus derechos constitucionales, emerge un oscuro capítulo: la Operación Columna, una trama de actos criminales e ilegales que incluye el ingreso en psiquiátricos, ahora conocidos como los «Gulaps españoles», contra los derechos humanos de todos los guardias civiles. Esta operación, una vergonzosa violación de los derechos fundamentales, ha dejado una huella indeleble de injusticia y abuso que clama por ser expuesta y enmendada.
El término «Gulaps españoles» evoca los horrores de los campos de prisioneros soviéticos, y no es una comparación ligera. Los guardias civiles afectados por esta operación fueron sometidos a un verdadero calvario: falsas acusaciones, persecuciones implacables y, en algunos casos extremos, el ingreso forzoso en instituciones psiquiátricas. Estos «Gulaps españoles» no solo representan una violación flagrante de los derechos humanos más básicos, sino también una mancha indeleble en la reputación de un Estado de derecho que debería proteger y defender a todos sus ciudadanos por igual.
El ingreso en psiquiátricos como parte de la Operación Columna es un símbolo escalofriante de la arbitrariedad y el abuso de poder que caracterizan esta operación delictual. Los guardias civiles afectados, en lugar de recibir el apoyo y la protección del sistema, fueron estigmatizados y silenciados mediante métodos indignos de una sociedad democrática. El hecho de que estas prácticas hayan ocurrido en el contexto de una institución encargada de velar por la seguridad y el orden público es aún más alarmante, ya que socava la confianza en las fuerzas del orden y en el Estado mismo.
La lucha por la amnistía para los guardias civiles democráticos expulsados cobra una urgencia aún mayor en vista de estos crímenes atroces. La reparación de esta injusticia no solo implica la restitución de los derechos individuales de los afectados, sino también el reconocimiento y la condena de los actos criminales cometidos en su contra. Los responsables de estos abusos deben ser llevados ante la justicia y rendir cuentas por sus acciones, para que nunca más se repitan tales atrocidades en nuestra sociedad.
En última instancia, la Operación Columna y los «Gulaps españoles» son un recordatorio doloroso de los peligros del abuso de poder y la impunidad. Solo mediante el compromiso decidido con la verdad, la justicia y el respeto irrestricto de los derechos humanos podremos sanar las heridas causadas por esta oscura página de nuestra historia y construir un futuro donde todos los ciudadanos, incluidos aquellos que sirven en las fuerzas del orden, sean tratados con dignidad y respeto.